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lunes, 25 de agosto de 2008

ARGENTINA: PERCANCE Y PERSPECTIVA DEL ACTUAL GOBIERNO


(Autor: Tite Mora, de F17N)
La desaprobación del Senado y derogación del Decreto 125, dejo sin efecto las “Retenciones Extraordinarias Móviles” que la Pta. Cristina Fernández quiso aplicar sobre las “super-ganancias” derivadas de la exportaciones de soja y otros productos primarios altamente cotizadas en el exterior. Distendiéndose de ese modo, el prolon-gado conflicto entre “el gobierno y el campo” que concitó la preocupación ciudadana.
Sacó a la superficie política, la puja por “modelos de países” contrapuestos e inconciliables que han de prevale-cer a nivel nacional. Girando la disputa coyuntural, en la intención oficialista de recaudar 3.000 millones de dó-lares (estimativamente) a deducirse de las “ganancias extraordinarias” latentes en la cresta del comercio interna-cional. Remesa que de no retenerse, acapararían los grandes pool de siembra y en menor porción los medianos agricultores, pero que no iba a perjudicar a los pequeños productores ya que se les retornaría en forma de sub-venciones y compensaciones, sumas superiores a los porcentajes retenidos al sector.
Otra parte redituaría a la sociedad una gama importante de obras sociales solidarias, como públicamente anunció el gobierno y al estado no le quedaría un centavo. Proyecto justificable para allanar las agobiantes necesidades ciudadanas, redistribuyendo “rentas extraordinarias” de origen estructural cuando las circunstancias facilitan.
Hoy, sin embargo, y luego la decisión política de revocarla tras el voto en contra en la cámara federal, continúan vigente las “retenciones fijas”, equivalentes al 35% de los productores exportados, todos debiendo pagar por igual. Los grandes capitales agro-exportadores salen favorecidos, porque en vez de aportar el 45% solo se les retendrá el 35%. También los medianos sembradores se sienten conformes aunque no satisfechos, mientras los pequeños cultivadores tendrán que aportar el mismo porcentaje, que pudo haber disminuido al 25% de haber permanecido el “Decreto 125”. La sociedad perdió la oportunidad de acceder a importantes beneficios sociales y el gobierno tiene que rezagar sus planes redistributivos de movilidad social.
Discurso conservador de las corporaciones rurales: La “mesa de enlace” (conformada por cuatro organiza-ciones del sector autoras de los paros) en el curso de sus “reclamos” reivindicó el “modelo agro-exportador” para atender la demanda externa de los artículos primarios, proyecto que sin lugar a dudas favorece a las gran-des capitales financieros “concentrados en el campo” y a los sectores patronales medianos acoplados como “furgón de cola”. Alentando importaciones indiscriminadas de bienes terminados, con precios locales interna-cionalizados, como conoció la Argentina en la década de los ‘90.
En la mejor hipótesis, los principales complejos fabriles estarían supeditadas a la “primarización agraria” y opa-cas exportaciones. No habría regulación estatal para que dichos establecimientos se aceleren y diversifiquen, como ahora estimula el gobierno y cuya reconversión competitiva ofrece rentabilidad con ocupación. Más bien, habría que resignarse ante la mecanización de la soja y su limitada creación de puestos laborales, con escasa reproducción en la “cadena de valores” que retardarían la producción nacional.
En las condiciones actuales, la distorsión de la “geografía de cultivo”, ocasionada por la “sojización”, exporta el 95% y ocupa el 80% del sembradío, y aumentó considerablemente la “renta de la tierra” vía arrendamiento por los grandes consorcios y fondos de inversión para el cultivo. A tanto ascienden los resultados, que simultánea-mente reditúa la “renta del suelo” y el “beneficio por cultivo”, postergando a numerosos rubros agrícolas com-ponentes de la “seguridad alimenticia” de los argentinos, a la vez de elevar el “costo fijo de producción” de los alimentos agrícolas, que se transfieren a los precios de venta pagados por los consumidores internos.
Finalmente y como señalan los expertos en “desarrollo integral”, el “modelo agro-exportador” solamente lleva en cuenta a la mitad de la población y deja de lado a los demás. De ahí que su implementación sería desastrosa de llevarse a cabo, pero felizmente no cuenta con la fuerza política para imponerse. En efecto, conocido la deci-sión del Senado la “mesa de enlace” levantó el “paro rural” y las “retenciones fijas” se aplican al margen de toda “segmentación”, posponiéndose la “reivindicación” del “modelo agro-exportador”.
La postura del gobierno: Consiste en resistirse a la “burbuja financiera” que maneja la comercialización exter-na de los commodities demandados en gran escala, preservando los “logros macroeconómicos” que impulsan la competitividad de amplios sectores productivos e incentivan la integración interna y regional, llevando a la prác-tica la “complementariedad empresarial” y la búsqueda de soluciones a la “crisis energética y alimenticia”. En cuyo contexto, los puntales económicos y comerciales han de ponerse al servicio de un federalismo solidario y para superar las asimetrías internas y entre naciones sudamericanas.
Apreciándose que se motoriza un Estado Regulador Eficiente, sustentado por una institucionalidad democrática donde se respeta la voluntad popular y las decisiones emanadas de los poderes que funcionan con independencia y soberanía. Facilitándose la pluralidad política y la representación ciudadana a través de las entidades partida-rias, en vista a elegir autoridades y establecer mandatos, con pleno derecho de las minorías.
Cierto es que la reciente derrota en el Senado interrumpió los planes redistributivos del gobierno”, pero eso no derivará en una “contramarcha” programática oficial, como pretenden los medios de comunicación privados. Más aún cuando se comprueba la solidez financiera del régimen y la posibilidad que la nación continúe crecien-do sostenidamente de la “mano del estado”, como lo vino haciendo hasta ahora. El primer semestre del corriente año, pese a la desaceleración económica ocasionada por el “conflicto rural”, marcó signos positivos de creci-miento productivo y las exportaciones rurales y fabriles mantuvieron su dinamismo, que ahuyentan procesos recesivos. Marcando a la vez un estable “superávit fiscal primario” que derivarán en “saldos presupuestarios finales” favorables, significativo de la continuidad del “modelo soberano y popular”.
Algunas críticas y recomendaciones de economistas amigos: Coinciden en la necesidad de devolverle credi-bilidad a los índices oficiales por inflación, que las consultoras paralelas inflan más allá de lo cierto.
- Hablan de una “presión inflacionaria estructural” que objetivamente “desajusta los precios internos” y deman-da actualizaciones periódicas, con retoques en el “poder adquisitivo” de los ingresos.
- Aconsejan no sucumbir ante los “fantasmas” del empresariado rural, enriquecido tras las exportaciones, con intención de encubrir los altos beneficios magnificando al extremo los precios de los insumos agrícolas.
- Ven prudente la preservación y expansión del consumo local, sin dar pié a la especulación corporativa que tiende a subir cuando más gruesa es la cadena de la intermediación mercantil.
- Coinciden que la “presión inflacionaria” inherentes a los “precios internacionales” es un factor negativo que corresponde neutralizar, sea mediante “subvenciones cambiarias” y “regulaciones comerciales”.
- Notan que las “expectativas inflacionarias” en el comercio, no tiene porqué complacerse sino contrarrestarse a través de indicadores oficiales creíbles y capaces de disipar las dudas.
- Les preocupa que la “tasa de subvención” supera a la “tasa de inversión”, que podía complicarse en el mediano y largo plazo”, sugiriendo el paulatino aterrizaje de dicha carga dentro del “equilibrio macroeconómico”.
- Opinan que el impacto financiero externo se encuentra amortiguado por las medidas gubernamentales, corres-pondiendo optimizar agregando recursos complementarios del exterior.
- Neutralizar las secuelas financieras de los ‘90, ampliando las fuentes acreedoras internacionales y mejorando los términos de los préstamos a modo de suplir la salida de capitales especulativos y sus efectos coyunturales.
La confrontación de intereses y el escenario político: La prolongación del reciente conflicto, polarizó a la sociedad y desembocó en grandes movilizaciones que conmovieron la vida política. La “protesta rural”, am-pliamente difundida por los medios privados informativos, generó una corriente de opinión que culpaba al go-bierno del “conflicto innecesario” con los agricultores. Idea que fue prendiendo en los centros urbanos y tomó brío en la capital, hasta generar la concentración masiva convocada por la “mesa de enlace” rural.
Al permanecer sin modificaciones la actual “Ley de prensa”, la fusión del “poder económicos con el poder de la comunicación” reflejado en los “multimedios”, desencadenó un clima de inseguridad que indujo al sacudón civil contra las “retenciones extraordinarias”. Haber llevado el “Proyecto de Ley” al Congreso, invocando “más insti-tucionalidad”, no respaldó la pretensión del gobierno y ocasionó una derrota política al oficialismo.
Quedando en descubierto, que el peronismo plural y la “transversalidad” electoral abandonan los compromisos cuando se plantea la profundización del proceso “soberano y popular”. Corroborándose que la “democracia formal” tiene sesgos liberales y conservadores enfrentados al cambio, precisándose reformas del estado que im-plementen la “democracia participativa” en el manejo de los poderes. En ese orden constitucional, seguro que se abriría paso el programa impulsado por el peronismo progresista.
No obstante, la lucha política sirvió para consolidar el movimiento progresista partidario y en el Parlamento, mientras que las demás corrientes deambulan vegetativamente sin poder escalar, dado que prefieren contrariar al gobierno antes que materializar salidas de “recambio” político. Conglomerado de fracciones dispersas, motiva-das tras un rabioso “anti-kirchnerismo”, vacío de propuestas viables.
El debate ideológico en defensa y profundización del “modelo vigente”, como nunca interesó a la sociedad y generó discusiones abiertas en las calles, cuyo eco continuará resonando en el futuro inmediato. Más aún te-niendo en cuenta que la corriente progresista del peronismo sigue siendo la fuerza política mayoritaria, que pese a su tropiezo, cuenta con suficiente fortaleza orgánica para acrecentar sus filas y respaldar con apoyo popular la continuidad del gobierno encabezado por Cristina y el “modelo actual”.
Ofensiva conservadora contra el “kirchnerismo: Mediante publicaciones privadas basadas en “encuestas de impopularidad del ex mandatario”, aunque en el escenario actual verifican la permanencia de condiciones favo-rables a la gestión oficialista y que en ausencia de opciones opositoras, tendrán que tragarse irremediablemente. Por supuesto, buscando cortar los rasgos trasformadores que datan del 2003 y que hoy se hallan vivos.
Insistentemente buscan desacreditar a Néstor Kirchner de modo a embarrar su “liderazgo” y su paternidad del “modelo solidario”, que tanto les molesta. Quieren un gobierno permeable a los sectores privilegiados, donde la “distribución de plusvalía” llene los bolsillos de los más acaudalados y restrinja los aportes al fisco. Entonces, la gestión pública se desregularía y no habría finanzas públicas a redistribuirse con “equidad”.
En la nueva atmósfera política, los peronistas desertores perdieron los hilos organizativos refugiándose en cues-tiones provinciales y puntuales, para desde allí sobrevivir en condiciones negociadoras. Algo parecido levantan los radicales “K”, unos interesados en retomar la “transversalidad”, mientras otros piensan retornar a sus ante-riores partidos. En definitiva adolecen de certidumbre política a semejanza de la oposición, guareciéndose en comportamientos de índoles centristas permisivos por la “democracia formal”.
Por su lado, Cristina está abocada en afilar el plantel del gobierno, en tanto su esposo consolida las trincheras del justicialismo, claro indicio que no tienen intención de replegarse ni renunciar a los objetivos estratégicos que les une. Consiguientemente a los “multimedios” y acólitos político-sociales no les resultará fácil desarticular el modelo “soberano y popular”, dado que el movimiento progresista del peronismo se mantiene solido y predis-puesto a llevar a cabo sus fines programáticos.