(Autor: Tite Mora, de F17N)
Así como existen esperanzas, también prenden dudas si Lugo podrá zafarse de las redes del colosal aparato re-trógrado que condiciona y posterga la vida nacional. Brotando opiniones que advierten: “el sistema actúa como cuello de botella (…). No hace ni deja hacer. No es estatista ni capitalista”. “Lo claro es que el estado no sirve a sus 6 millones de habitantes”. Remarcando: “Se trata de una estructura de gobierno de 61 años (…) donde cambiaban las personas pero no cambiaba el sistema” y frente a su continuidad, observan: “lo más cómodo y fácil es adaptarse” al mismo. (Abc Económico, 13-07-08).
No olvidemos que las construcciones de las represas hidroeléctricas sobredimensionó la participación del estado en la economía y finanza nacional, con repercusiones internas pasajeras. El PIB aumentó inusualmente y apare-ció la “estabilidad macroeconómica” ficticia, luego vino la “triangulación” que siguió aportando iguales guaris-mos artificiales y por último, el alto rendimiento de la exportación de soja y las remesas de las binacionales han bancado su continuidad. Pero hoy emergen una serie de inconvenientes que tienden a desnudar los falsos pará-metros de estabilidad y ponen al “rojo vivo” la penosa situación nacional.
Tenemos una escalada de la canasta familiar debido a la ausencia de políticas que resguarden los precios inter-nos y la seguridad alimenticia, agravado por el abandono de planes agrarios auto-abastecedores desplazados por la agro-exportación. Lo cual según registros, hizo que en el Paraguay: “La pobreza extrema haya aumentado en el periodo 2005-2007 (…)” y que en esos “años alrededor de 270.000 personas cayeron en pobreza extrema”, enfatizando que dicho fenómeno “persiste en el 2008”. (Abc Económico, 11-05-08).
Y aunque la comercialización ventajosa de la soja y otros commodities continuarán en el mercado externo, los desarreglos existentes llegaron a su techo. Como el hecho que el BCP haya acumulado Reservas Internacionales (RIN) en exceso y perdido capacidad esterilizadora, generándose “un fuerte respaldo para la creación de nue-vas formas (emisiones) de dinero” que de efectuarse podrían esquebrajar como nunca la “economía real” y co-locar al país ante la peligrosidad de desembocar en “inflación, con un eventual retraso del crecimiento” (Abc Económico, 13-04-08).
Hasta la prensa comercial concibe, que la exagerada concentración de divisas en el BCP es debido a ingresos no precisamente como “fuente de inversión”, sino en buena parte destinada al “consumo familiar”. Circunstancia que impacta negativamente sobre el ente emisor, que se mantendrá constante en el curso del periodo actual, manteniéndose las secuelas apuntadas.
A esas trabas se suman las presiones especulativas internas y externas (cambiarias y comerciales) que vulneran y alteran el mercado, incluyéndose dentro de los impedimentos, la ausencia de “cambio competitivo” que prote-ja los precios locales y el “costo paraguayo” de modo a controlar la inflación y posibilitar inversiones.
Por otra parte se prevé: “años duros para el sector fiscal” porque los gastos corrientes fueron trepando junto a los demás “gastos rígidos”. De esa forma: “el Presupuesto General de la Nación se duplicó en el periodo 2003-2008”. En tanto los recursos: “mantienen una alta dependencia del comercio exterior, así como también de las regalías de Itaipú y Yacyretá”, presumiéndose que: “los ingresos tributarios no podrán alcanzar el 11,9% del PIB año 2007”. Razón por lo que: “se avizora un panorama difícil y complejo para el periodo 2008-2013” con factibles resultados primarios y finales deficitarios. (Abc Económico, 13-04-08).
La posibilidad de convulsiones sociales está latente en todos los segmentos postergados y marginalizados por el sistema estructural y estatal anacrónico que: “no hace nada ni deja hacer”. Ante ello los paliativos perdieron efectividad e igualmente el manejo discrecional de la problemática nacional, puesto que la magnitud de la mis-ma torna impostergable la implementación de las reformas de fondo.
Lo más probable es que los inconvenientes administrativos y estructurales no tengan el tratamiento “quirúrgico y clínico” adecuado a su gravedad y la nueva gestión gubernamental resulte ineficaz. No por falta de anhelos personales de Lugo, sino debido a impedimentos dentro del gabinete escogido por él, una mezcolanza de indivi-dualidades que ya colaboraron con el régimen anterior, junto a exponentes liberales conservadores y figuras idealistas candorosas que distan de conformar un elenco de confiable “transición”.
Respecto al Legislativo, el panorama se ve peor al hallarse copado por representantes continuistas y conservado-res (prebendarios, clientelistas y zoqueteros) y dado que Lugo no cuenta con una bancada propia de contrapeso, permaneciendo expuesto a condicionamientos ostensibles. Por lo tanto, la gestión pública pende del “consenso” componendista con los parlamentarios y a las que adhieren sus principales ministros, en cuyo espectro el cues-tionamiento al “estado parasito” no adquirirá fuerza suficiente de manera a renovar el organismo