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jueves, 24 de septiembre de 2009

ARGENPRESS: FERNANDO LUGO SE DEBILITA Y NO REACCIONA


José Antonio Vera, de ARGENPRESS.info

A diferencia de su política exterior, alineado con coherencia y decisión a los gobiernos progresistas del continente, en el plano interno paraguayo Fernando Lugo persiste en actitudes contradictorias que empalidecen su imagen y resultan muy difíciles de comprender por la mayoría del pueblo, aún esperanzado en sus promesas de cambio.
Por una paradoja, su mayor aliado, en su primer año de gobierno, ha sido el Partido Colorado, ese que, por lógica, debió ser su gran enemigo pero que, producto de la ineptitud, cobardía y mala conciencia de sus dirigentes, fue incapaz de reaccionar del profundo colapso al que lo sometió la derrota en las elecciones del 20 de abril del 2008.
Empero, la cúpula de esa cofradía, que esquilmó el país durante las últimas seis décadas, está abandonando su papel de ladero contranatura y resurge en la escena televisiva con su vieja hiel y las marchitas imágenes de impresentables “correlíes”, que se juramentan fidelidad personal y “a los ideales del glorioso partido y la patria”.
Varios signos, registrados por diversos medios en las últimas semanas, permiten pensar que han terminado los días fáciles para los principales contendientes de la política nacional, esa que tanto empobrece los análisis superficiales de la prensa retardataria, convertida en el principal partido de oposición, con un lenguaje extremadamente soez.
El General ® Lino Oviedo, convertido su partido UNACE en bisagra parlamentaria, con un tercio de bancas en ambas cámaras, se posiciona como el más empecinado heredero ideológico del estronismo, la fracción más radicalizada de los colorados, decidido a dar batalla abierta a Lugo, con la intención de succionarle el máximo de puestos claves.
Esa avalancha derechista está facilitada por la debilidad e incoherencia del Gobierno, que permite el retorno de la hediondez de la política nacional, caracterizada por la vieja lucha entre los principales cabecillas de las familias mafiosas, rapiñeras del Estado, cuya administración controlan a su antojo, pese a la pérdida de la jefatura del Ejecutivo.
El retorno del Partido Colorado a la pelea está apuntalado en la acción agresiva del Poder Judicial y del Legislativo contra Lugo. La burocracia estatal, además, con 230 mil funcionarios, inamovibles en sus privilegios y exhibiendo vicios inenarrables de desquicio y corrupción, sabotea todo lo que huela a los cambios que reclama el pueblo.
A diferencia de un sector del gobierno que aparenta comodidad en la apatía, miles de militantes políticos y sindicales vienen impulsando numerosos debates en todo el país, registrando algún cosenso en la necesidad de efectivizar un apoyo crítico a Lugo, para contrarrestar la impotencia y resignación que expresa el grueso de sus colaboradores.
Lugo paga, entre muchas cosas, un alto tributo por haber conformado un equipo de secretarios, ministros y otros funcionarios cercanos, improvisados al máximo, elegidos sin mucha prolijidad en una dirección ideológica progresista. Carece de un equipo de estrategas y los pocos útiles están desbordados. Hay de todo, como mercado de pulgas.
A ese déficit se suma las reiteradas zancadillas del Vicepresidente Federico Franco, del Partido Liberal, la mayor fuerza electoral de la gobernante Alianza Patriótica para el Cambio (APC), quien no pierde oportunidad de manifestar su distanciamiento del Jefe de Estado, cuyo puesto confiesa ambicionar porque se declara más capaz.
Rechazo de la misión militar de Estados Unidos
En medio de los sube y bajas de Lugo, la pasada semana prohibió que continúen las “misiones de ayuda” de militares de Estados Unidos en territorio paraguayo, medida que generó beneplácito mayoritario entre la población y un profundo malestar de la derecha política, los grandes medios de comunicación y militares nostálgicos de la tiranía del General Alfredo Strossner, incondicionales a Washington.
Desde hace años, el Pentágono venía desplegando cientos de soldados por varios departamentos de Paraguay, en el marco de una misión de ayuda a pobladores pobres, con el pretexto de aportar alguna atención sanitaria, pero ciertos aspectos de la conducta de esa soldadesca, ha ido provocando un creciente rechazo de la ciudadanía.
Se sospecha, en grueso, que esas misiones, organizadas por la USAID, tienen un claro objetivo de estudio de la capacidad insurreccional del pueblo y, en particular, del campesinado, principal organización social en la lucha popular por reclamos de cambios profundos en la estructura político-económica del país.
Algunos expertos extranjeros en geoestrategia, sostienen por su parte que el principal propósito de esas misiones de Estados Unidos en varios países, es la instalación permanente de faros de observación e ingerencia de sus servicios de inteligencia, apoyados en sus 875 bases militares diseminadas por todo el planeta.
En el caso específico de Paraguay, el Pentágono habría intensificado en los últimos años la utilización de la región del Chaco en una operación multinodal terrestre para intentar controlar toda la vida de esa inmensa zona norteña, cuyo suelo, que podría atesorar gas y petróleo, fue motivo de una horrorosa guerra con Bolivia, entre 1932 y 1935.
Además de los indicios de riquezas en el subsuelo, el Chaco interesa por otros motivos. Está equidistante del sur de Bolivia, región que ha sido laboratorio de muchos Golpes de Estado en Suramérica, y de las Tres Fronteras (Argentina/Brasil/Paraguay), con epicentro en Ciudad del Este, cuya población es predominantemente árabe, enemiga de la política de Israel y con muchos simpatizantes con la lucha del pueblo palestino.
Más importante aún que todo eso, sería el extenso mundo amazónico, con Brasil y Venezuela como blancos cuidadosamente escogidos, en el objetivo final del Pentágono de instalar una permanente ingobernabilidad que resquebraje el proceso de integración regional.
Rociado con Round-Up y mueren indígenas
Entre las medidas positivas del Gobierno destaca la gratuidad de los servicios de salud, aunque Hacienda deje sin presupuesto y no se pueda satisfacer la demanda en todo el país y la medida quede saboteada por el déficit en infraestructura y en personal, en almacenamiento de insumos y en la calidad de la atención a los pacientes, no desmerita la obra que encabeza la meritoria Ministra Esperanza Martínez.
Con un millón y medio de personas en extrema pobreza, mitad sin nada y otro tanto con un mísero ingreso de un dólar diario, representando un cuarto de la población total del país, que apenas registra un 20 por ciento en situación holgada, la Secretaría de Acción Social despliega una intensa labor paliativa, pero con un enfoque caritativo.
Dos buenos intentos, pero el mes pasado, y ante la estupefacción general, Lugo derogó un decreto suyo con el que había intentado frenar el rociado de las plantaciones de soja con agrotóxicos, decisión que recibió un apoyo generalizado, en especial de los pobladores más expuestos a la contaminación ambiental, entre los cuales se habría registrado varios casos de intoxicación, en particular de algunos niños.
Ahora hay siete indígenas muertos y una docena gravemente afectados, bajo sospecha médica de envenenamiento, contraído presumiblemente al beber agua contaminada por el Rund-up, herbicida prohibido desde la Guerra de Vietnam, en la década del 60, pero utilizado siempre por los grandes consorcios transnacionales como Monsanto y Cargill.
En los 13 meses del gobierno de Lugo el acierto más trascendente es el acuerdo firmado en agosto con su colega brasileño Lula da Silva, para que el gigante vecino triplique el pago, de 120 a 360 millones de dólares/año, por la energía eléctrica que se lleva de la Represa de Itaipú, de la que un 50 por ciento pertenece a Paraguay, país sin industrias de peso, que apenas consume cinco, aprovechándose el socio con el 95 restante.
Otros puntos del programa electoral de la APC, como la reforma agraria y el combate de la corrupción, enquistada en todos los rincones del país, apenas esbozan algunos signos de avance, lejos de los reclamos legítimos de las víctimas del perverso funcionamiento del Estado, de espalda, por años, a las reivindicaciones de justicia social y de empleo.
Frente al incumplimiento de las promesas y a la incomunicación que existe entre la acción del Ejecutivo y la población, que ignora casi todas las pocas cosas buenas que han ejecutado algunos ministerios, un porcentaje importante dentro de las fuerzas aliadas a Lugo, expresa desazón porque no pueden entender muchas de sus decisiones.
Una mayoría parlamentaria, que acaba de adjudicarse nuevos aumentos de salarios y regalías diversas, decidió prolongar por un año el mandato de los Intendentes, colorados y liberales, tres cuartas partes imputados por graves delitos económicos, pero Lugo aún no se decide a vetar tremenda afrenta al pueblo, que se lo reclama en voz alta.
Ante esa situación, el mandatario, sin experiencia en la administración pública, da la impresión de haber sido sorprendido y superado por la magnitud de los vicios y la corrupción de toda la estructura del Estado y que, en lugar de enfrentar el problema, ha optado, pragmáticamente, por seguir la corriente, adaptándose a ella.
Hay una sensación generalizada de que Lugo se deja estar, sobrepasado por los vicios de las máquinas partidarias y empresariales y, aunque nunca le da la espalda a su principal adversario, aparenta despreocupación frente a una oposición Light, incapaz de conducir acciones trascendentes. Cálculo ligero del que se puede arrepentir.
Los colorados y todas las fuerzas enemigas del presidente, aparte de continuar utilizando todos los recursos del Estado en beneficio de las viejas roscas mafiosas enquistadas en el poder, intentan relanzar una etapa táctica para retomar la calle que ha abandonado el Gobierno, los movimientos sociales y los partidos con discursos progresistas que, incapaces de superar su división, alimentan la decepción ciudadana.