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miércoles, 8 de junio de 2011

NEPOTISMO DE FERNANDO LUGO TIENE CARTA BLANCA


Intentando burlarse una vez más de la ciudadanía paraguaya, la ministra de la función pública nombrada de manera ilegal por Fernando Lugo en el cargo, ahora pretende convencer a la opinión pública que "no existe nepotismo" en el gobierno luguista.

Lilian Soto, ministra de la Función Pública, aseguró que Fernando Lugo no incurrió en nepotismo. Según Soto, la Ley 2777/05, que prohíbe el nepotismo, no hace referencia a los parientes de tercer grado de consanguinidad; sin embargo, la ley afirma lo contrario.

A propósito, vale tener en cuenta:

Consanguinidad

Primer grado: padres e hijos.

Segundo grado: abuelos, hermanos y nietos.

Tercer grado: tíos, sobrinos.

Cuarto Grado: Primos.

Afinidad

Primer grado: padres e hijos del cónyuge.

Segundo grado: abuelos y hermanos del cónyuge.

Tercer grado: tíos y sobrinos del cónyuge.

La Ley N° 2777/05, “Que prohíbe el nepotismo en la Función Pública”, asegura que “no podrán nombrar en cargo público de designación directa, no electiva, a parientes comprendidos dentro del cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad” (ver info).

Según la planilla entregada por la SFP, Angel Maidana Lugo y Guillermo Lugo tienen parentesco con el Jefe de Estado dentro del tercer grado de consanguinidad, lo que confirma plenamente la violación de la citada ley.


Galería de Falsos Impolutos

Obviamente, Fernando Lugo no está solo en el fango, y lo acompañan varios de los pundonorosos y austeros humanistas que otrora se decían susceptibles de la imagen deplorable del Paraguay.

Por ejemplo, la ministra de la función pública Lilian Soto era una implacable fiscal de los corruptos y abusadores del poder, a quienes condenaba y denunciaba a los cuatro vientos y con toda la fuerza de su desagradable voz. Hoy apenas si se ha convertido en una abogada del nepotismo y la incapacidad en la función pública de los parientes de su jefe, el cura con hijos Fernando Lugo, quien la nombró en un puesto violando las leyes.

Otro ejemplo digno de mención es el de Carlos Filizzola, otrora defensor de causas nobles, quien hoy ejerce de alcahuete de un cura pederasta, abusador de niñas pobres, que condenó a sus propios hijos a vivir como niños de la calle.

Otro impoluto de más reciente consagración, el “ministro con permiso” Camilo Soares, se encuentra revolcándose en el fango de los procesos judiciales por corrupción en la secretaría a su cargo, instrumentando al politizado y corrupto poder judicial que tantas veces criticó para salvar el pellejo.

En la misma incómoda posición se encuentran personajes como Héctor Lacognata, Liz Torres, Esperanza Martínez, Miguel Angel López Perito, Rafael Filizzola, Gloria Rubin y otros tantos que en su avidez de cargos y zoquetes aceptaron integrar el elenco estable del escandaloso cura.

No se puede olvidar en esta comparsa a la tribu de Humberto Rubin, cuyo hijo Leo se alzó con la friolera suma de 430 mil dólares para divertirse organizando un encuentro de caciques truchos, elementos de las ONG que reciben fuertes sumas de Europa para mantener a estos pueblos alejados de la modernidad, en verdaderos zoológicos humanos.

O al dueño de la verdad Aldo Zucolillo, sobornado con 2000 mil millones por el chavismo bolivariano que tanto condena, según denunció hace poco el mismo Sindicato de Periodistas del Paraguay.

Demás está decir que todo este elenco de impuros se pasó décadas ejerciendo en Paraguay de examinadores de pureza y fiscales incorruptibles de sus compatriotas, a quienes siempre trataron con menosprecio.

No sin razón advertía Machado que los que siempre están de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte.