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lunes, 29 de noviembre de 2010

EL PUEBLO PROPINÓ PALIZA A FERNANDO LUGO

El pueblo propinó a Lugo y su entorno una severa paliza

Ing. Ramón Montanía Fernández (*)

Los resultados de los comicios del domingo 7 noviembre de 2010 para la elección de intendentes y concejales en toda la República, apenas dos años después del resonante triunfo de la Alianza Patriótica para el Cambio, para Fernando Lugo tiene un claro mensaje, uno solo: Castigo.

Decepción popular. La sanción, en este caso mediante el voto negado a los candidatos apoyados por el Presidente de la República, ese voto que le fue tan generoso en el 2008, es absolutamente explicable e inclusive aleccionadora para los estrategas de la política. En efecto, cualquier observador, incluso el más miope, pudo ver que la atmósfera electoral de las elecciones del domingo 7 de noviembre tenía un elemento predominante: la decepción popular. Un sentimiento entendible e incluso justificable, pero que lamentablemente fue aprovechado, con astucia y una indiscutida experiencia electoral, por un partido que aún no termina de rendir cuentas y mucho menos todavía de expiar sus culpas por 60 años de desgobiernos y latrocinios en la administración pública.

Engaño y desilusión de la sociedad. El desengaño de los electores y en especial de los protagonistas del sector eléctrico nacional tiene raíces profundas. Recordemos algunas de las promesas que les hizo el presidente Fernando Lugo: La recuperación de la soberanía nacional en Itaipú y Yacyretá. Promesa que recibió el apoyo de un contingente de protagonistas del sector eléctrico (empresarios, trabajadores de empresas estatales, técnicos independientes, profesores y alumnos de colegios técnicos y facultades del sector), sin que las banderas de los partidos políticos importasen. Solo el sector eléctrico nacional, de acuerdo con estimaciones confiables, cuenta con unos 80.000 electores. La promesas que volvieron a encender la esperanza en muchos compatriotas en el ansiado cambio de nuestra sociedad fueron postergadas e incluso marginadas.

Torpeza e irresponsabilidad. Subrayemos un caso, el de Itaipú, en el que el Gobierno de Fernando Lugo canjeó, incluso su pliego reivindicatorio de seis puntos, por un par de ofertas brasileñas: triplicar las actuales migajas que nos remite Eletrobras bajo el pomposo rotulo de “compensación” por el cuantioso excedente energético paraguayo que aprovecha. Financiación del proyecto de construcción de una línea de transmisión de 500 kV entre Itaipú y Villa Hayes. Lo mas irritante es que nuestros “reivindicadores” de ayer no se percataron siquiera de que esa oferta es un verdadero caballo de Troya, porque en su terminación esconde el control de nuestras urgencias, en este caso nada menos que de la posible solución a una histórica negligencia criminal que puede empujar al país al abismo del colapso eléctrico.

Repetición de errores perjudiciales. Prometió asimismo designar en los cargos más relevantes a funcionarios idóneos, honrados y patriotas, sin que importasen el amiguismo o la condición de “operadores” de los partidos o movimientos políticos oficialistas. Lamentablemente, una vez mas, repitiendo perjudiciales errores del pasado colorado, transforma las empresas del Estado (ANDE; Itaipú y Ycayretá) en “botines de guerra”, en cuya repartija se beneficiaron sus operadores mas activos o sus cofrades mas leales. Si como muestra basta un botón, tingase presente el nombramiento de Miguel Fulgencio Rodríguez como máximo responsable paraguayo de la Entidad Binacional Yacyretá, un antipatriota que aceptó la famosa deuda espuria en Itaipú y de cuya pésima administración en la ANDE aún quedan heridas que no cicatrizan.

Sigue corrupción. Fernando Lugo prometió transparencia en la administración de las binacionales y en las instituciones del Estado, sin embargo nuestro vapuleado país sigue siendo colocado por organismos internacionales, como Transparencia, entre los mas corrupto del mundo.

Basurero de la historia. Reza un viejo refrán que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. ¿Qué grado de invidencia afecta a Fernando Lugo y a su círculo de adulones? Esperamos, por el bien de la patria, que los tres años de Gobierno que le quedan no nos confirmen que forma parte de la dañina caterva de los que no quieren ver. Tres años, además, es tiempo suficiente para aprender las enseñanzas del pueblo, enseñanzas como las del domingo 7 de noviembre, sencillamente porque a ningún político y mucho menos a un estadista, les gustara que el destino final de su nombre, de su carrera, sea el basurero de la historia.

(*) Ingeniero electricista, director de la revista especializada Mundo de la Electricidad.