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domingo, 19 de septiembre de 2010

FERNANDO LUGO, TEÓLOGO DE LA LIBERACIÓN QUE ASESINA IZQUIERDISTAS



Cuando saltó a la arena política el obispo Fernando Lugo sus tendenciosos allegados lo presentaron como incuestionable portador de credenciales izquierdistas y con una supuesta militancia en el movimiento de la Teología de la Liberación a cuestas.
Pero pronto algo empezó a oler mal en Dinamarca cuando los sectores más retardatarios de la sociedad paraguaya, como los Maccartistas propietarios de medios de comunicación que prosperaron empresarialmente gracias al dictador anticomunista Alfredo Stroessner, saludaron con grandes espacios y favorables comentarios la supuesta inédita incursión de izquierdas en un mundillo dominado desde hacía más de un siglo por exponentes de la más reaccionaria derecha.
Al poco tiempo de su intempestiva aparición en el escenario, quedó en claro que Lugo sostenía un fluido relacionamiento con los exponentes más representativos en Paraguay del entramado imperialista montado por la embajada norteamericana, NED y USAID. A pesar de la contradicción, la izquierda marxista siguió apoyando a Lugo con la esperanza que una vez en el poder, lograra reformar el politizado y corrupto poder judicial de tal suerte a limpiar los expedientes de secuestros y otros ilícitos cometidos al librar una guerra revolucionaria fuera del legalismo, conforme al esquema marxisto guerrillero.

Lejos de emprender tal camino, Lugo se abocó a pactar con los sectores más corruptos y retardatarios de la sociedad, para acabar convertido en uno más de ellos, con la infamia de la pederastia clerical a cuestas.
ASESINANDO A EX ALIADOS POLÍTICOS
La célebre estrella de rock Jim Morrison se planteaba en poemas como la Plegaria Americana, la disyuntiva entre planear un asesinato o comenzar una religión. En una dicotomía parecida se ven ahora envueltos los seguidores del cura Fernando Lugo, figura sagrada del culto pagano de estos héroes, otrora impoluto referente moral y partidario de la teología de la liberación.

Una multitud de aproximadamente 500 personas se reunió para despedir los restos mortales de Severiano Martínez, ultimado por la policía a las órdenes del gobierno que encabeza el cura Fernando Lugo. La aglomeración de personas en un caso similar es inédita en Paraguay, donde los sectores contestatarios por décadas fueron rechazados como la peste por el resto de sus conciudadanos.

El día anterior, la familia del integrante del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), Severiano Martínez, criticó con dureza al presidente de la República, por denotar una actitud reprochable al “festejar la victoria del asesinato de un ser humano", siendo un ex obispo de San Pedro y amigo personal de la familia.

Responsabilizaron directamente al Gobierno nacional de la muerte del miembro de la familia.

“Es directa responsabilidad del Gobierno, así como ellos le mataron, deben traernos hasta nuestra casa para poder velarlo, por lo menos en una bolsa de hule a tirar en frente a nuestra casa, teniendo en cuenta que somos seres humanos. No se justifica en absoluto el asesinato alevoso de una persona. Por más que sea un criminal número uno, esto es un montaje que hizo la gente del gobierno de Lugo, tienen que ser responsables de lo que hicieron”.

Analistas y observadores coincidieron en que se trató de un fusilamiento: "Un servicio de inteligencia serio lo hubiera tomado con vida, para recabar valiosa información" acotó entre otros, el ex ministro de Industria Euclides Acevedo.

UN AMIGO DE LA FAMILIA CELEBRA LA MUERTE

El hermano del guerrillero asesinado por la policía paraguaya también lamentó que el presidente Lugo haya celebrado prácticamente el asesinato de su hermano.
“Le debieron agarrar vivo”, manifestó para luego pedir al mandatario respetar el dolor de la familia.
También denunció un montaje para encubrir un asesinato a mansalva.
"No me convence en ningún momento. Esto es un montaje que una vez más hace la policía”, manifestó a los medios Rafael Martínez,hermano del guerrillero asesinado por orden del cura Fernando Lugo.
Martínez también criticó a las autoridades nacionales por "festejar" un asesinato y calificó de "lamentable el festejo del presidente Fernando Lugo por el asesinato de su hermano”, censurando a las autoridades nacionales por no comunicarse con los familiares y dar parte de la muerte de Serveriano Martínez.

DUDAS DE LA AUTOPIA Y ATROPELLO POLICÍACO EN LA MORGUE

El profesional médico que acompañó a Canuto Villasboa (cuñado del fallecido) restó credibilidad a la autopsia realizada a Severiano Martínez por el doctor Pablo Lemir y solicitó efectuar otra evaluación.
La abogada Raquel Talavera y el doctor Pedro Flores acompañaron al cuñado de Severiano Martinez en el reconocimiento del cuerpo de Severiano Martínez en la morgue judicial.
Flores desacredita el examen forense realizado en el lugar , caratuló de “simple ginecólogo” a Lemir, además de tildarlo de encontrarse estrechamente vinculado al oficialismo.
También anunció que había rastros de tortura en el cuerpo, y que había heridas de bala en el hombro ejecutadas de arriba para abajo, así como indicios de que lo habían esposado antes de asesinarlo (las fotografías que demuestran estas afirmaciones se encuentran al final de este capítulo).
El médico también denunció haber sido atropellado por un pelotón de policías en plena morgue, cuando realizaba su trabajo, quienes lo rodearon con el evidente propósito de intimidarlo. “La estructura del estado policíaco que montó la dictadura anticomunista está intacta, y uno no se puede sustraer al temor que genera una situación como esta” señaló el profesional, en declaraciones al periodista y analista del Grupo La Nación Enrique Vargas Peña.
También recordó que en un caso de problemas internos de la policía, un miembro del cuerpo sufrió las represalias de la mafia policial y perdió a su esposa e hijas, que murieron incineradas tras ser rociadas con gasolina. El hecho permanece sin ser aclarado, e intentó ser encubierto por las mismas autoridades.
TESTIMONIO DEL FORENSE PEDRO FLORES

El médico forense Pedro Flores denunció torturas a Gabriel Zárate Cardozo, miembro del EPP abatido en Sidepar, entre los límites de San Pedro, Caaguazú y Canindeyú. Además denunció que fue expulsado por orden superior de la autopsia. Este es el breve pero significativo testimonio que recogimos :

F17: Usted afirma que hubo torturas en los casos de los ejecutados extrajudiciales.

Puedo asegurarle que en el caso de Severiano Martínez fue capturado y torturado por bastante tiempo antes de ser asesinado. Todos los disparos son de corta distancia, casi no tenía dientes, había marcas abundantes de torturas en todo el cuerpo.

F17: ¿y en el caso de Gabriel Zarate?

Lo mismo. Hay muchas cosas raras: las raspaduras de la frente, por ejemplo. Así como están las cosas, puedo afirmar que fue torturado, y ejecutado con balas explosivas, algo prohibido por las convenciones internacionales. Tenía disparos que sugerían una ejecución, de arriba para abajo. El cuerpo tenía mucha tierra en toda su extensión, como si hubiera estado tendido en el piso, en el puño tenía mucha tierra como si la hubiera agarrado. Los médicos que dicen lo contrario son conocidos oficialistas, en el caso de Lemir, ni siquiera es forense, lo conocen por ginecólogo.

F17: Una sospechosa versión afirma que Fernando Lugo es simpatizante de la izquierda, ¿usted se le opone por ser derechista?

Yo fui candidato por el mismo partido que Fernando Lugo para las elecciones, trabajé para su campaña en el interior. Es Lugo quien claudicó ante la derecha, y se metió con EEUU y Colombia.

UNA QUEMA DE ARCHIVO

Para muchos, todos los indicios indican que una "quema de archivo" se consumó con los asesinatos de Severiano Martínez y Gabriel Zárate, cuya presentación ante la prensa iría a ocasionar graves dificultades al gobierno arzobispal del cura Fernando Lugo.
Al respecto, el presidente del Congreso manifestó que le llamaba poderosamente la atención que la aparición del cadáver de Martínez se producía inmediatamente después de la publicación de Lugo con grupos guerrilleros que operan en Paraguay y Colombia.

El médico que examinó el cadáver, por otro lado, deslizó la infidencia de que el cadáver presentaba marcas en las muñecas, como si hubiera estado esposado con vida antes de ser ejecutado.
Sospechosamente, el hecho se produjo el mismo día en que la prensa paraguaya publicó fotografías del cura Fernando Lugo junto a varios miembros del grupo armado, y abrió el grifo para las especulaciones.
Las dudas sobre el procedimiento policial que acabó con el fatal desenlace se plantearon de inmediato, dado la conocida brutalidad policíaca que cotidianamente se comprueba en Paraguay. El asesinato del supuesto sicario Coco Villar es emblemático al respecto.
El hijo del mismo, José Villar (h), 10 años, declaró a la justicia que en las primeras horas de la mañana del 2 de julio de 1999, se encontraba en compañía de su padre y que llegó a su casa su compañera de escuela Pablina Pavón.
El menor refirió que en ese momento irrumpieron policías que atropellaron la casa y empezaron a disparar, por lo que su padre corrió. "Le dispararon y le acertaron en la espalda. Los policías le rodearon y le patearon cuando estaba en el suelo".
El niño dijo que su padre no tenía arma y que lo visitaba cada ocho días, en la casa de sus abuelos, con quienes vivía.
Villar fue involucrado por un testigo falso en el atentado contra el vice-presidente Luis María Argaña, en medio de un enrarecido clima de persecuciones políticas desatado por el gobierno que compartían los seguidores de Argaña con muchos de quienes hoy constituyen el entorno del obispo Fernando Lugo. A raíz de esta acusación, un grupo de militares antidrogas y de la Guardia Presidencial, al mando de León María Poissón, allanaron sin orden judicial la casa de los padres de Villar, supuestamente, en busca de drogas y armas robadas del Ejército.
El frustrado candidato del obispo Fernando Lugo a ocupar el cargo de ministro de la Corte, Emiliano Rolón, encubrió en su momento este homicidio intencional con una vergonzosa actuación.

RECLAMOS DE MÁS SANGRE IZQUIERDISTA

Aunque el presunto secuestrador abatido nunca había sido juzgado ni mucho menos declarado culpable, los sectores conservadores y reaccionarios aplaudieron la ejecución, y reclamaron más sangre de izquierdistas.
El cura Fernando Lugo, por su parte, apareció ante las cámaras de televisión congratulándose a sí mismo de haber ordenado la muerte de su antiguo conocido y catequista, en sus tiempos de obispo.
Tras la cacería humana, el indolente cura extiende así sus brazos y se limpia la sangre en una palangana como Poncio Pilatos, dispuesto a seguir acatando las órdenes de sus amos ultraderechistas contra la izquierda.

LA MALDICIÓN DEL GUERRILLERO

Uno de los episodios más célebres en la historia latinoamericana es el asesinato del héroe de la revolución cubana Ernesto Che Guevara en Bolivia, para simular su muerte en combate.
El 26 de septiembre, el ejército boliviano había emboscado a los hombres del Che cerca del poblado de La Higuera. Varios guerrilleros había caído en combate y el Che quedó herido en una pierna.
El 8 de octubre de 1967, en una quebrada de los Andes en el sur de Bolivia, se oyó un nutrido fuego de metralla: Ernesto "Che" Guevara y sus guerrilleros se encontraban rodeados por el ejército boliviano
Luego, el 8 de octubre lo capturaron con dos combatientes y los llevaron a la escuela del pueblo. Las heridas del Che eran leves, y según recuerdan quienes hablaron con él, la dureza del amargo momento vivido no había hecho mella en su buen humor.
Mantener con vida al Che, no obstante, implicaba tener que juzgarlo y darle una gigantesca tribuna global. La prensa de todo el mundo estaría pendiente del juicio, y su voz resonaría como nunca en las páginas de los diarios de todo el globo. Desde el norte, se decidió dejar al guerrillero argentino-cubano sin cobertura mediática.
Al día siguiente, llegó en helicóptero un tal “capitan Félix Ramos" en uniforme de oficial del ejército boliviano y se encargó de los prisioneros. Dos horas después, el Che y los dos combatientes fueron ejecutados.
El tal "capitán Ramos" era Félix Rodríguez, un viejo agente de la CIA.
Rodríguez ordenó la ejecución del Che de modo que pareciera que cayó en combate, se robó su reloj como recuerdo y acompañó su cadáver a la base militar de Vallegrande. El 11 de octubre, después de cortarle las manos para comprobar con las huellas digitales que eran del Che, echaron su cadáver en una fosa cerca de la pista de aterrizaje de la base.
SAN ERNESTO DE LA HIGUERA
Cuando el Che Guevara fue ejecutado extrajudicialmente tras ser capturado en Bolivia, el fotógrafo Freddy Alborta recibió el encargo de testimoniar con su cámara la muerte de Guevara y, según se creía, también la de su proyecto político.

En un memorando secreto, Walt Rostow le aseguraba al presidente Lyndon Johnson que “en el contexto latinoamericano –la muerte del Che- tendrá un fuerte impacto en descorazonar futuras guerrillas”.

Contraviniendo la intención de sus inspiradores, la imagen surtió un inesperado efecto evocador, mítico, pasional.

Los campesinos no podían olvidar la imagen del cadáver, con los ojos abiertos, colgado de los patines del helicóptero que trasladó su cuerpo a la localidad de Vallegrande, donde en 1997 se encontraron sus restos, enterrados en una fosa excavada a un lado de la pista del aeropuerto. En el imaginario popular, el Che tendido inerte sobre una mesada de la lavandería del hospital de Malta de Vallegrande se asemejaba a la imagen de Cristo, por lo cual se inmortalizó entre los lugareños el apelativo de San Ernesto de La Higuera para denominar al ex jefe guerrillero.

Durante las dos décadas siguientes a su muerte en La Higuera (Bolivia), en 1967, muchos de los que estuvieron relacionados con su captura, su asesinato o la desaparición de su cadáver murieron o sufrieron graves accidentes o agresiones que les marcaron de por vida.
En el imaginario popular comenzó a crecer entonces la leyenda de la "maldición del Che", como si el fantasma del guerrillero argentino hubiera vuelto dispuesto a tomarse la justicia por su mano.
Los rumores comenzaron poco después de la ejecución de Guevara, cuando, explica el escritor mexicano Paco Ignacio Taibo II en su biografía sobre el Che, una gran sequía asoló la aldea boliviana de La Higuera y se corrió la voz de que el guerrillero tomaba venganza contra los aldeanos por haber permitido que le asesinaran.
La leyenda creció en 1969, tras la muerte nunca aclarada del general René Barrientos, el presidente de Bolivia que ordenó matar a Guevara, que falleció carbonizado en un accidente de helicóptero. Poco después, Honorato Rojas, el campesino boliviano que delató a la guerrilla de Guevara, fue asesinado por un grupo armado.
A principios de los años 80, Gary Prado, el capitán que capturó al Che, sufrió herida por “fuego amigo ", al parecer disparado fortuitamente por uno de sus soldados, que le perforó los pulmones y le dejó paralítico. El teniente coronel Andrés Selich, uno de los militares bolivianos que se entrevistó con el Che durante la noche que estuvo detenido en la escuela de La Higuera, antes de ser ejecutado, fue asesinado cuando fraguaba un golpe de Estado en su país. Roberto Quintanilla, el jefe de la inteligencia del Ministerio del Interior que estuvo presente cuando amputaron las manos del cadáver de Guevara, fue asesinado años después por la guerrillera Mónika Ertl, hija rebelde del "fotógrafo de Hitler".
Félix Rodríguez, el agente de la CIA que identificó al Che en Bolivia, comenzó a padecer asma -la enfermedad que marcó la vida del guerrillero argentino desde su infancia- tras regresar a Estados Unidos.
El caso del Che también tiene sus paralelos al sur de la frontera boliviana, no muy lejos de donde fuera ejecutado el mítico héroe de la revolución cubana.

AL SUR DEL PARAPITI

Una "quema de archivo" similar se consumó Paraguay, con el asesinato de los miembros del grupo guerrillero EPP, Severiano Martínez y Gabriel Zárate, cuya presentación ante la prensa debía evitarse a cualquier precio.
Al respecto, el presidente del Congreso manifestó que le llamaba poderosamente la atención que la aparición del cadáver de Martínez se producía inmediatamente después de la publicación de fotos de Lugo en compañía de integrantes con grupos guerrilleros que operan en Paraguay y Colombia.
El guerrillero abatido era oriundo del departamento de San Pedro, según acusaciones de conocidos políticos muy allegado al clérigo-presidente Fernando Lugo, y soportaba órdenes de captura por los secuestros de María Edith Bordón de Debernardi y Cecilia Cubas.
Había tenido una activa participación en el secuestro y homicidio de Cecilia Cubas, ocurrido el 21 de setiembre de 2004. De acuerdo con los informes de la policía, se manejaba bajo el alias de "Marcos", supuestamente era uno de los instructores en el campamento del Ejercito del Pueblo Paraguayo, a inicios del 2005. Para la fiscalía antisecuestro era uno de los cabecillas más buscados.
La última vez que intento capturarlo fue el 14 abril de este año, cuando pudo escapar en un episodio que ridiculizó a la policía nacional y al ministro Rafael Filizzola.
El médico que examinó el cadáver del guerrillero, por su parte, deslizó la infidencia de que el cadáver presentaba marcas en las muñecas, como si hubiera estado esposado con vida antes de ser ejecutado.

LA MALDICIÓN DE SEVERIANO

Al igual que con todo adversario político, un guerrillero sigue sujeto a las campañas de desprestigio aún después de ser ejecutado, y el guerrillero Severiano Martínez es un ejemplo de ello.
Luego de que 25 policías de la fuerza paraguaya asesorada y entrenada por Estados Unidos y Colombia lo asesinara de 13 balazos en los confines del Chaco paraguayo, el periodismo mediático inició una intensa campaña para presentarlo como hombre venal.
En contrapartida, la familia del mismo replicó querellando a los responsables directos de su asesinato.
Por ejecución extrajudicial fue presentada ante la justicia paraguaya una denuncia, que afecta a los represores que actúan en las fuerzas públicas bajo el gobierno de Fernando Lugo.

La ejecución de un insurgente fue realizada en el marco de la represión que lleva adelante el gobierno del cura Fernando Lugo contra antiguos aliados políticos de la izquierda marxista, hoy aglutinados en el EPP.

Severiano Martínez fue ejecutado, según afirmó este lunes la abogada Raquel Talavera, luego de presentar una denuncia ante el Ministerio Publico contra personas innominadas. Pidió que se designe un fiscal para que investigue el caso. Los delitos que se mencionan son el de homicidio doloso con alevosía, ensañamiento y ejecución.

En su escrito de denuncia, la abogada Raquel Talavera. en representación de Aureliano Martínez y Ana Bella Duran, padres Severiano Martínez, solicita a la Comandancia de la Policía Nacional los nombres de los agentes policiales que intervinieron en el operativo de captura el pasado 28 de julio en la zona conocida como Agua Dulce.

Así también la posición de los tiradores en croquis y de la víctima al iniciarse los disparos y del cuerpo cuando cayó al suelo. Agregaron, además, como pruebas varias fotografías tomadas al abatido durante la autopsia donde sostienen que no creen en la versión del médico del Ministerio Publico Pablo Lemir, quien concluyó que los disparos se realizaron a larga distancia, descartando una posible ejecución.

El médico Lemir es un ginecólogo metido a forense, fuertemente identificado con la corriente filizzolista, adepta al gobierno de Lugo.

La querella por ejecución extrajudicial, curiosamente, coincidió con el revuelo por el anuncio de que el mismo cura Fernando Lugo, se encontraba aquejado de un linfoma maligno en avanzado estado, que curiosamente no había sido detectado por los médicos en los estudios realizados durante una reciente operación. ¿La maldición de Severiano?


LUGO Y EL EPP

El EPP, al cual había pertenecido Severiano Martínez para alejarse del grupo hace ya varios años, tiene en su haber 4 secuestros extorsivos (Edith Debernardi, Cecilia Cubas –hija del ex presidente de la República Raúl Cubas–, Luis Lindstron y ahora Fidel Zavala Serrati); 3 asesinatos comprobados (Cecilia Cubas y los policías Andrés Brítez y Óscar Noceda); más de 6 casos de asaltos y quemas de comisarías, destacamentos y estancias y hasta la colocación de una bomba en el baño del Palacio de Justicia.

Pero lo que realmente agrava la situación es la conocida vinculación que se plantea entre Fernando Lugo y los principales cabecillas del EPP.

Al menos tres de ellos, Manuel Cristaldo Mieres, Alcides Oviedo y Gilberto Setrini son ex seminaristas que comulgan con las ideas marxistas de la Teología de la Liberación, que según su propaganda proselitista, era profesada por el mismo Fernando Lugo. Lugo fue incluso maestro de ellos tres.

En repetidas ocasiones quienes hoy son miembros del EPP participaron de eventos tanto eclesiales como sociales junto al entonces obispo del departamento de San Pedro, y actual presidente de la República, existiendo una profusa documentación fotográfica y testimonial al respecto.

Mieres fue acusado por la Fiscalía y condenado por tener participación directa en el secuestro y asesinato de Cecilia Cubas. Alcides Oviedo habría sido el “comandante en jefe del grupo”.

Cuando un periodista pidió a Lugo su opinión respecto al secuestro de Cubas en tiempos en que ella todavía estaba con vida, el cura-presidente respondió: “No sé, hay cosas más importantes de las que me tengo que ocupar”, intentando minimizar el hecho criminal.

Los integrantes del EPP, y de una organización campesina considerada como su soporte, la Organización Campesina del Norte, también son conocidos como adeptos a Fernando Lugo, y durante la campaña proselitista se constituyeron en claves aliados políticos del cura, tanto en el plano local como en el internacional.

Los principales impulsores de la candidatura de Lugo en el exterior fueron exponentes del Partido Patria Libre residentes en Venezuela, entre ellos el recientemente fallecido Joel Cazal.

Es más, recientemente José Villalba, hermano de Carmen Villalba (quien cumple una condena de 18 años acusada de haber formado parte del secuestro de Edith Debernardi) y Osvaldo Villalba (líder del EPP, prófugo desde el 2001) declaró a un medio de prensa local que “todos hemos trabajado por la campaña electoral de Lugo, pero nos sentimos defraudados por la falta de cambios, por el pacto con sectores conservadores”.
En Paraguay la vinculación de Fernando Lugo y varios exponentes del Partido Patria , uno delos brazos políticos del EPP, no es ninguna novedad, existiendo al respecto profusa documentación fotográfica y testimonial.
Por otro lado, es conocida la vinculación de Juan Arrom y Anuncio Martí con las FARC de Colombia, y recuerdo que en una oportunidad incluso me crucé por las calles de la capital paraguaya con su líder Juan Arrom, quien conducía su automóvil transportando a su lado al mismo Canciller de las FARC Rodrigo Granda.
Lugo incluso llegó en su momento a ser el suegro de Arrom, quien mantenía un noviazgo con una de las hijas del cura, y en la misma familia se encontraba el actual canciller luguista, Héctor Lacognata. El actual ministro del Interior Rafael Filizzola , por su parte, defendió en su momento con vehemencia en la cámara de diputados a los acusados de secuestro.

EL CASO COCO VILLAR

Una ejecución de características similares a la de Severiano Martínez aún está fresca en la memoria colectiva de los paraguayos. Se trata del asesinato del supuesto sicario Coco Villar.
El hijo del mismo, José Villar (h), 10 años, declaró a la justicia que en las primeras horas de la mañana del 2 de julio de 1999, se encontraba en compañía de su padre y que llegó a su casa su compañera de escuela Pablina Pavón.
El menor refirió que en ese momento irrumpieron policías que atropellaron la casa y empezaron a disparar, por lo que su padre corrió. "Le dispararon y le acertaron en la espalda. Los policías le rodearon y le patearon cuando estaba en el suelo".
El niño dijo que su padre no tenía arma y que lo visitaba cada ocho días, en la casa de sus abuelos, con quienes vivía.
Villar fue involucrado por un testigo falso en el atentado contra el vice-presidente Luis María Argaña, en medio de un enrarecido clima de persecuciones políticas desatado por el gobierno que compartían los seguidores de Argaña con muchos de quienes hoy constituyen el entorno del obispo Fernando Lugo. A raíz de esta acusación, un grupo de militares antidrogas y de la Guardia Presidencial, al mando de León María Poissón, allanaron sin orden judicial la casa de los padres de Villar, supuestamente, en busca de drogas y armas robadas del Ejército.
El frustrado candidato del obispo Fernando Lugo a ocupar el cargo de ministro de la Corte, Emiliano Rolón, encubrió en su momento este homicidio intencional con una vergonzosa actuación.
AUGE DE LA EJECUCIÓN EXTRAJUDICIAL
Dijo André Malraux que la muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida, la cual para un farsante dista mucho de tener un sentido.
Dicen que el cobarde muere muchas veces, a diferencia del valiente, que lo hace una sola vez.
En el caso del cura Fernando Lugo, valdría preguntarse cuántas veces más piensa morir antes de caer en cuenta que ya han sido suficientes.
Los restos del guerrillero asesinado por los chacales de su gobierno, Severiano Martínez, fueron enterrados a fines de la semana en un cementerio de la colonia Naranjito, distante a unos 27 kilómetros de la Ruta III, a la altura del cruce General Resquín.
El multitudinario sepelio se cumplió en medio de un profundo dolor y reproches para quien fuera "amigo de la familia", el ex obispo Fernando Lugo, quien fue duramente criticado por festejar un asesinato. Seguidores y allegados de Severiano lo calificaron como “héroe de la lucha”, por la forma en que fue asesinado por el gobierno arzobispal.
La multitud de allegados dejaron una bandera paraguaya en el panteón de Severiano, como “símbolo de su lucha”. “Severiano es un símbolo de lucha para la gente pobre”, declaró Rafael en un momento del entierro, luego de acusar al gobierno del cura Fernando Lugo de haber asesinado a su hermano, luego de haberlo torturado.
Martínez expresó que con la cantidad de gente que acompañó el sepelio quedó demostrado que su hermano era querido por muchos.

CONTRADICCIONES EN VERSIÓN OFICIAL Y PRENSA SERVIL

Aunque el oficialismo pretenda exaltar las dotes científicas de un ginecólogo metido a forense, lo cierto que el informe sobre la autopsia del guerrillero proporcionado por el médico Lemir sonó a recitado de libreto, algo factible considerando que se trata de un conocido filizzolista -es decir, luguista-, quien se apuró a señalar que los disparos recibidos por el insurgente fueron efectuados “desde larga distancia” si que nadie le pregunte. El displicente informe de Lemir, obviamente, es acompañado de todo tipo de argumentaciones entre las cuales se vuelven a oír los remanidos argumentos que la dictadura anticomunista expuso por siete décadas en Paraguay para conculcar todos los derechos a la oposición.
Hasta ahora nadie pudo explicar cómo 25 policías (entre paraguayos, colombianos y norteamericanos) que rodearon al debilitado insurgente, que sólo contaba con 13 balas en su cargador, no pudieron aguardar a que el rebelde quede sin municiones para arrestarlo. Tampoco los difusores de las falacias oficiales se pusieron de acuerdo con respecto al delator: en primer término se habló de un indígena que habría “dado trabajo” a Severiano, es decir, no un indígena famélico y pordiosero como los que existen en esa zona del Paraguay sino un nativo estanciero. Luego se habló de que los delatores eran en realidad tres.
Los hechos de los cuales se imputa a Severiano jamás fueron vistos por testigo alguno, dado que se encontraba en una zona tan apartada del Paraguay (próxima a la frontera con Bolivia) que sería fácil para el ministerio del interior asegurar que se encontraba protegido por extraterrestres.
Lo cierto y concreto es que Severiano Martínez fue ejecutado extrajudicialmente, nunca un juez lo declaró culpable, esa es una grave falta en un estado de derecho, y mucho más aún si realmente gobierna en Paraguay la "izquierda".
Todo se explica considerando que Lugo fue un candidato fabricado en la embajada norteamericana, y solventado por los empresarios que manejan la prensa paraguaya: Zucolillo, Vierci y la familia Stroessner.
Muestras elocuentes de la falta de contacto con el pueblo por parte del cura Fernando Lugo fueron dos incidentes recientes: su expulsión cuando acudió al velatorio de un viejo amigo a quien había abandonado en momentos de una penosa enfermedad, y el repudio sufrido por parte de la familia de un policía asesinado por los rebeldes, la cual incluso le arrojó una botella.
La abogada Raquel Talavera informó que accionará judicialmente por la muerte de Severiano Martínez por homicidio doloso contra personas innominadas, en nombre de la familia del insurgente.
“Homicidio doloso contra personas innominadas y también se va a plantear un habeas data a los efectos de que Severiano Martines no cuenta con una condena judicial por las aseveraciones de que era culpable de secuestro. Esta causa es presentada por daños y perjuicios por cualquier autoridad, porque algunos están festejando por la muerte de un ciudadano”.